En la mitología griega, Atlante o Atlas (en griego antiguo Ἄτλας, ‘el portador’, de τλάω tláô, ‘portar’, ‘soportar’)[1] era un titán de segunda generación al que Zeus condenó a cargar sobre sus hombros la bóveda celeste.[2][3][4][5][6] Su epíteto, Telamón (cuya etimología es similar a la de Atlas), hace referencia a ese castigo físico.[7] Era hijo de Jápeto y la ninfa Clímene[8] (en otras versiones, de Asia)[9] y hermano de Prometeo, Epimeteo y Menecio.[2] Higino, sin embargo, lo hace hijo de la Tierra y el Éter, y lo cita entre los gigantes y no entre los titanes; aunque el texto del Prefacio, donde hace esta afirmación, está algo corrupto.[10] En cambio un autor lo hace solamente hijo de Jápeto.[11]Pausanias nos dice que un templo de Zeus en Olimpia se exhibía una imagen de madera de Atlante.[12]
Fue el padre de diversas ninfas, tres de ellas colectivas (Pléyades, Híades y Hespérides)[13]y otras tres individuales, como Mera,[14]Calipso[15]e incluso Dione.[16]Su consorte principal es la oceánide Pléyone, quien le dio a las ninfas astrales,[17] pero a Atlante también se le dan dos consortes más, Etra[18] y Hesperis,[19] ambos nombres parlantes que hacen alusión al brillo celeste. El único hijo varón atestiguado en las fuentes fue Hías o Hiante, catasterizado como la constelación del Aguador.[13]A Atlante, como ocurre generalmente con los Japetónidas, se lo relaciona con las estirpes humanas. En su caso a través de sus hijas, las Pléyades,[20] que fueron el origen de muchas de las genealógicas heroicas, entre las que se encuentran al menos las de Corinto, Esparta, Eubea, Micenas, Tebas y Troya.[21][22][23] Al menos su nieto Hermes, habido por Maya, es llamado Atlantio como patronímico.[24]
De acuerdo a una interpretación idiosincrática de Robert Graves, los pelasgos creían que su diosa Eurínome había asignado a Febe y Atlante para gobernar la potencia de la Luna, pero este dato es una conjetura que solo mantiene este autor.[25]
La etimología del nombre Atlas es incierta y sigue discutiéndose: algunos lo derivan de la raíz protoindoeuropea *tel, ‘sostener’, ‘soportar’, mientras otros sugieren que es un nombre preindoeuropeo.[26] Dado que las montañas Atlas están en una región habitada por bereberes, podría ser que el nombre latín tal como lo conocemos fuese tomado del bereber.[27] De hecho, el sol es llamado a menudo ‘el ojo del cielo’ (Tit), y dado que se pone por el oeste, el océano Atlántico puede ser llamado ‘el lugar de ocultación del sol’ o Antal n Tit. Los griegos podrían haber tomado prestado este nombre para el océano, y usado más tarde su raíz atl- para formar el nombre «Atlas».[26][28]