Corteza oceánica


La corteza oceánica es la parte de la corteza terrestre que forma los océanos. Corresponde al 0,099% de la masa de la Tierra; en una profundidad de 0-9 km.

La corteza oceánica contiene el 0,147% de la masa conjunta del manto y la corteza. La mayor parte de la corteza terrestre se produjo a partir de la actividad volcánica. El sistema de dorsales oceánicas, una red de volcanes de 40.000 km de longitud, genera nueva corteza oceánica a razón de 17 km³ por año, cubriendo el fondo del océano con basalto. Hawái e Islandia[1][2]​ son dos ejemplos de la acumulación de pilas de basalto.

Debajo de estos gabros y separado por la discontinuidad de Mohorovicic (por lo tanto ya correspondientes al manto) se encuentran las peridotitas acumuladas formadas en la base de la cámara magmática y correspondiendo a la roca más densa. Finalmente se encuentran las peridotitas tectonizadas separadas de las otras por el llamado Moho petrológico debido a la diferencia de génesis en su formación. Se caracterizan por la existencia de foliaciones y / o lineaciones formadas como consecuencia del flujo. Estas foliciaciones y lineaciones permiten en cierta medida conocer el tipo de dorsal en la que se formaron.

Son grandes elevaciones de unos 3000 m sobre el fondo oceánico. Se encuentran en los bordes de placas litosféricas, asociadas a volcanes submarinos.

Las llanuras abisales son grandes extensiones llanas sobre las que encontramos montes submarinos y guyots.

Son fisuras estrechas y profundas donde se acumula gran cantidad de sedimentos. Se localizan en los bordes de placa, cerca de un continente o de una zona insular. Están asociadas a la presencia de terremotos. Un ejemplo es el de las fosas Marianas en Oceanía-Asia, y pueden llegar a ser muy inmensas sus capas.


Edad de la corteza oceánica.En rojo las zonas más jóvenes; en azul, las más antiguas.
Sección típica de las rocas de la corteza oceánica (sedimentos y ofiolitas).