La deuda externa es la suma de las deudas que tiene un país con entidades extranjeras. Se compone de deuda pública (la contraída por el Estado) y deuda privada (la contraída por empresas y particulares).
La deuda externa con respecto a otros países, comúnmente se da a través de organismos como el Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial.
En 1973 el precio del petróleo se multiplicó por cuatro. Los países productores ganaban enormes cantidades de dinero, y bancos privados acudieron a estos países con tipos de interés extremadamente bajos. El 60 % de los créditos fueron a países empobrecidos. En el caso de América Latina, varios países de la región se encontraban bajo regímenes dictatoriales, que contrajeron deuda de manera imprudente o deliberada.
Se llegó entonces a una situación, que metafóricamente explicaba el analista Ignacio Ramonet, en la que los países del Tercer Mundo invertían más dinero en devolver los intereses de esa deuda que en su propio desarrollo:[1]
Entre otras causas, la fuga de capitales privó a estos países de una fuente de ahorro interno imprescindible para el impulso del propio desarrollo.
En economía se entiende por crisis de deuda, también conocida como crisis de deuda pública o crisis de deuda soberana, aquella situación de tensiones y dificultades que surgen en la financiación de la Hacienda pública de un país. Los problemas se pueden manifestar en la imposibilidad de pago de los compromisos asumidos por el Estado, la dificultad para encontrar inversores dispuestos a realizar nuevos préstamos o en la elevación del tipo de interés que tienen que pagar los Estados por la emisión de nueva deuda.