Las fricativas son consonantes producidas al forzar el aire a través de un canal estrecho hecho colocando dos articuladores muy juntos. Estos pueden ser por ejemplo: el labio inferior contra los dientes superiores, en el caso de [f]; la parte posterior de la lengua contra el paladar blando, en el caso de la consonante final alemana [x] (la consonante final de Bach); o el lado de la lengua contra los molares, en el caso del galés [ɬ] (que aparece dos veces en el nombre de Llanelli), etc. Este flujo de aire turbulento se llama fricación.
El término “fricativo” proviene del latín fricātus, participio pasado del verbo fricāre que significa 'frotar'.
Desde el punto de vista articulatorio reciben el nombre de fricativas o constrictivas ya que durante la emisión del sonido se produce un estrechamiento del canal bucal sin llegar a producirse el cierre completo de los órganos articulatorios.
Desde el punto de vista acústico son consideradas fricativas, espirantes y continuas debido a que lo más audible en ellas es la fricción que produce el aire al pasar a través de la estrechez formada entre los órganos articulatorios.
Además, encontramos tres alófonos con realización normalmente aproximante, pero ocasionalmente fricativa, que provienen de las consonantes oclusivas sonoras:
A todos estos sonidos hay que añadir otros, presentes en variantes dialectales del español, por ejemplo [ʃ].