La frontera entre Colombia y Venezuela es un límite internacional continuo de 2219 kilómetros que separa a los territorios de ambos países, con un total de 603 hitos que demarcan la línea divisoria.[1] Es la frontera más larga que ambas naciones poseen con alguna otra.
La frontera, al menos en su parte terrestre, fue fundamentalmente demarcada por medio de dos tratados: el Laudo Arbitral Español de la Reina María Cristina de 1891 y el Tratado de Límites y de Navegación Fluvial de 1941.[2] Sin embargo aún persiste el conflicto por la definición de la frontera en el golfo de Venezuela, lo que hace que se resientan las relaciones diplomáticas entre ambos países.
El intento de definir las fronteras de Colombia y Venezuela se remonta a la época en la cual ambas naciones eran colonias de España. Al ser separada la Capitanía General de Venezuela del Virreinato de la Nueva Granada por medio de la real cédula del 8 de septiembre de 1777, la definición de sus linderos se hizo de forma imprecisa, tan solo asignando a una u otra las diferentes provincias que las componían.[3]
Este hecho, sumado al descubrimiento de perlas en las costas de la provincia de Riohacha, llevó a varias disputas entre Venezuela y la Nueva Granada por la pertenencia de dicha provincia.[4] Para dirimir tal cuestión se redactó la real cédula del 13 de agosto de 1790 en la cual se ordenó segregar de la provincia de Riohacha el establecimiento de Sinamaica y agregarlo a la provincia de Maracaibo en la Capitanía General de Venezuela. El 1 de agosto de 1792 se llevó a cabo la transferencia de dicho territorio.[5]
Una segunda tentativa de demarcar los linderos internacionales se remite a la fragmentación de la Gran Colombia, que incluía la actual Venezuela, Colombia, Ecuador y Panamá. En 1829, Venezuela se separó, ejemplo seguido por Ecuador en 1830. Las provincias restantes formaron la República de la Nueva Granada.[6]
Luego de dicha ruptura y durante gran parte del siglo XIX, Colombia en cada una de sus constituciones[7] definía sus límites como los mismos que en el año de 1810 dividían el territorio del Virreinato de Nueva Granada del de las Capitanías generales de Venezuela y Guatemala, y del de las posesiones portuguesas del Brasil. Por su parte Venezuela también promulgaba en sus constituciones[8] el mismo principio, pero usado desde una perspectiva diferente, debido, en parte, a la poca información de los linderos entre las naciones.