Babilonia (en acadio: 𒆍𒀭𒊏𒆠 «Bābilim») fue un antiguo Estado localizado en la región central-sur de Mesopotamia, teniendo su epicentro en la ciudad homónima y que llegó a extenderse por Acad y Sumeria, arrebatando la hegemonía a las dinastías amorritas de Isin y Larsa del llamado Renacimiento sumerio. Su historia se divide en dos etapas principales; el imperio paleobabilónico (1792–1595 a. C.) y el imperio neobabilónico (612–539 a. C.), durante las cuales Babilonia dominó toda Mesopotamia. Babilonia y sus dominios fueron anexados al Imperio persa aqueménida tras las conquistas de Ciro el Grande.
En Babilonia se hablaba el acadio (lengua semítica) y mantuvo el lenguaje escrito acadio para uso oficial (el idioma de su población nativa), a pesar de sus fundadores, los amorreos y sus sucesores los casitas, que no tenían el acadio como idioma nativo. Sin embargo, conservó la lengua sumeria para un uso religioso, a pesar de que en el momento en que fue fundada Babilonia, probablemente ya no era una lengua hablada. Las antiguas tradiciones acadias y sumerias jugaron un papel importante en la cultura babilonia (y asiria), y la región seguirá siendo un importante centro cultural, incluso en períodos prolongados y largos de gobiernos externos.
La forma castellana de "Babilonia" proviene del griego Babylon. Ambas reflejan el término acadio Bab-ilim; «La Puerta de Dios», originalmente escrito como 𒆍𒀭𒊏𒆠 (KA₂.DIG̃IR.RA) en cuneiforme.[1][2] En el libro bíblico del Génesis se le llama "Babel".
Tras el colapso de la dinastía sumeria Ur III a manos de los elamitas, los amorreos, un pueblo extranjero de habla semítica del noroeste, comenzaron a migrar al sur de Mesopotamia desde el norte de Levante. Estos establecieron una serie de pequeños Estados mientras que los asirios reafirmaron su independencia en el norte.[3] Uno de estos fue Babilonia, fundada por Sumu-Abum hacia el año 1894 a. C. (según la cronología media). Los amorreos, al igual que los semitas, se adaptaron fácilmente a la lengua acadia, propiciando el declive del sumerio. También se amoldaron con facilidad al panteón mixto sumerio-acadio, rindiendo culto a Marduk, deidad protectora de la ciudad.[3]