Imperio romano
El Imperio romano [n. 5][n. 6] fue el periodo de la civilización romana posterior a la República y caracterizado por una forma de gobierno autocrática. En su apogeo controló un territorio que abarcaba desde el océano Atlántico al oeste hasta las orillas del mar Caspio y Rojo al este, y desde el desierto del Sahara al sur hasta las orillas de los ríos Rin y Danubio y la frontera con Caledonia al norte. Debido a su extensión y duración, las instituciones y la cultura romana tuvieron una influencia profunda y duradera en el desarrollo del lenguaje, la religión, la arquitectura, la literatura y las leyes en el territorio que gobernaba.
Durante los tres siglos anteriores al ascenso de César Augusto, Roma pasó de ser uno de los tantos Estados de la península itálica a unificar toda la región y expandirse más allá de sus límites. Durante esta etapa republicana su principal competidora fue Cartago, cuya expansión por la cuenca sur y oeste del Mediterráneo occidental rivalizaba con la de Roma. La República se hizo con el control indiscutible del Mediterráneo en el siglo II a. C., cuando conquistó Cartago y Grecia.
Los dominios de Roma se hicieron tan extensos que el Senado fue cada vez más incapaz de ejercer autoridad fuera de la capital. Asimismo, el empoderamiento del ejército reveló la importancia que tenía el poseer control sobre las tropas para obtener réditos políticos. Así fue como surgieron personajes ambiciosos cuyo objetivo principal era el poder. Este fue el caso de Julio César, quien no solo amplió los dominios de Roma conquistando la Galia, sino que desafió la autoridad del Senado romano.
El sistema político del Imperio surgió tras las guerras civiles que siguieron a la muerte de Julio César. Tras la guerra civil que lo enfrentó a Pompeyo y al Senado, César se hizo con el poder absoluto y se nombró dictador vitalicio. En respuesta varios miembros del Senado orquestaron su asesinato, lo que supondría el restablecimiento de la República. El precedente no pasó inadvertido para el sobrino e hijo adoptivo de César, Octavio, quien se convirtió años más tarde en el primer emperador tras derrotar la alianza entre su antiguo aliado Marco Antonio y la reina egipcia Cleopatra VII. Octavio mantuvo todas las formas republicanas de gobierno, pero en la práctica gobernó como un autócrata. En el año 27 a. C. el Senado le otorgó formalmente el poder supremo, representado en su nuevo título de Augusto, convirtiéndolo efectivamente en el primer emperador romano.
El
Muro de Adriano en el norte de
Inglaterra, dividió al Imperio romano de la constante amenaza de los
bárbaros, es el principal testigo superviviente de la frontera del territorio y la política de consolidación.
Recreadores como legionarios de la segunda mitad del siglo
I.
Trirreme romano representado en un mosaico.
Calzada romana en la entrada de la ciudad de
Gerasa.
Mosaico de
Duogga,
Túnez ( siglo
II ). Los dos esclavos que llevan jarras de vino lucen la ropa común entre los esclavos y llevan un
amuleto contra el
mal de ojo alrededor del cuello.
La élite de la sociedad romana estaba formada por dos órdenes aristocráticas: los
patricios (
imagen) y los
équites. Para ejercer cargos políticos y administrativos era necesario pertenecer a una orden.
La mujer romana era bastante independiente en comparación con otras culturas de la antigüedad, teniendo derecho a poseer y administrar propiedades sin subordinación legal a su marido.
Esta estela funeraria del siglo
III se encuentra entre las inscripciones cristianas más antiguas, escritas simultáneamente en griego y latín. La abreviatura «DM» en la parte superior se refiere a los
Di Manes, los tradicionales espíritus romanos de la muerte, pero va también acompañada del
símbolo cristiano.Las ciudades estaban equipadas con diversas infraestructuras, como
acueductos, baños públicos (letrinas, en la imagen) y redes de alcantarillado.
En las ciudades, la mayoría de la población vivía en
insulas (
insulae), edificios de apartamentos de varios pisos. En las calles concurridas, la planta baja podría tener tiendas frente a la calle (en la imagen: insulas en
Ostia).
Reconstitución del interior de una
domus en
Pompeya.
Los domus eran el hogar de familias adineradas, a menudo con interiores profusamente decorados
Las
termas romanas fueron calentadas por un
hipocausto, un sistema en el que el aire caliente circulaba entre pilares, calentando la piscina de arriba.
Una maestra con dos alumnos y un tercero, de pie, sosteniendo una flor de loto, una maleta en la que se guardaban los bolígrafos, un tintero y una esponja para corregir errores.
Pescados y verduras en un mosaico de una
villa cerca de Roma, actualmente en los
Museos Vaticanos.
Una
toga imperial, vestida por un
dosel, vestido por un
Serapis sacerdote, a veces identificado como el emperador
Juliano.
Fresco de
Pompeya, c. 20-30. La pintura a menudo demuestra el orgullo que existe en la alfabetización, pues las personas se solían retratar junto a objetos asociados con la lectura y la escritura.
Además de la tradición griega del
teatro de máscaras (imagen) exclusivamente masculino, el género más popular en el imperio era el
mimo, que mezclaba un guion escrito con improvisación, humor, sátira política, escenas de acción y sexo, acrobacias y malabares.