La lexicografía es la disciplina aplicada al lenguaje que se ocupa de la elaboración y el análisis crítico de diccionarios. Para ello, no solo se sustenta en los principios teóricos y metodológicos de la lingüística, sino que cuenta con los suyos propios. Al igual que la lexicología, posee una dimensión teórica y una práctica.
El término proviene de la técnica realizada por el lexicógrafo, que a su vez proviene del griego leksikográphos, compuesto por leksikós (λεξικόν) que significa colección de palabras o vocablos de una lengua, y gráphein (γραφειν), escribir. Por lo que corresponde a la técnica de coleccionar palabras que deben entrar en un léxico, o simplemente quien escribe diccionarios. El mismo término alude también al estudio del origen y la raíz de las palabras, y de cómo constituyen familias dependiendo del idioma del que provengan.
La lexicografía es[1] una muy antigua disciplina que busca una sistemática colección y explicación de todas las palabras (o más estrictamente, unidades léxicas) de un lenguaje, pero generalmente en amplitud más que en profundidad, cosa que hace su disciplina hermana la lexicología. Entre estas unidades léxicas no solo se incluyen palabras individuales sino que también modismos, palabras compuestas e incluso morfemas dependientes.
La disciplina lexicográfica no se circunscribe exclusivamente a "compilar diccionarios" sino que también abarca todo un conjunto de análisis de índole teórica en lo que se conoce normalmente como lexicografía teórica[2] o metalexicografía.[3] Esta disciplina teórica repasa tanto los orígenes de la elaboración de diccionarios, como aspectos relacionados con su estructura formal, la tipología, los métodos de compilación, o los vínculos existentes entre esta y otras disciplinas ya sean lingüísticas o no.
El lugar que ocupa la lexicografía dentro de la lingüística ha ido variando a lo largo de los años a medida que han cambiado los principios y objetivos que la rigen, la cantidad de estudios e investigaciones y la dimensión teórico y práctica que posee. En un primer momento, la lexicografía no es más que el plano práctico de la lexicología; si esta última estudia el léxico (unidades léxicas) desde una perspectiva teórica (formación de palabras, creación léxica, derivación), la lexicografía es descrita como la subdisciplina que se ocupa de la aplicación práctica de ese léxico, es decir, cómo se recoge y plasma en un diccionario. En este punto, es descrita como arte o técnica.
Posteriormente, a la luz de la creación de la lingüística aplicada, la lexicografía se inserta dentro de esta subdisciplina; nuevamente, se trata de la aplicación práctica del léxico en una obra. La consideración anterior, análoga a la lexicología, desaparece, pero queda en el seno de otra rama de la lingüística.