La lingüística (del francés linguistique; este de linguiste, «lingüista» y aquel del latín "lingua", «lengua») es el estudio científico del origen, la evolución y la estructura del lenguaje, a fin de deducir las leyes que rigen las lenguas (antiguas y modernas). Así, la lingüística estudia las estructuras fundamentales del lenguaje humano, sus variaciones a través de todas las familias de lenguas (las cuales también identifica y clasifica), y las condiciones que hacen posible la comprensión y la comunicación por medio de la lengua natural (esto último es particularmente cierto en el enfoque generativista).
Si bien la gramática es un estudio antiguo, el enfoque no tradicional de la lingüística moderna tiene varias fuentes. Una de las más importantes la constituyen los Neogrammatiker, que inauguraron la lingüística histórica e introdujeron la noción de ley en el contexto de la lingüística y que en particular formularon diversas leyes fonéticas para representar el cambio lingüístico. Otro punto importante son los términos de sincronía, diacronía y las nociones estructuralistas popularizadas por el trabajo de Ferdinand de Saussure y el Cours de linguistique générale (inspirado en sus lecciones).[1] El siglo XX se considera, a partir del estructuralismo derivado de los trabajos de Saussure, el «punto de arranque» de la lingüística moderna.[2] A partir de esa época parece haberse generalizado el uso de la palabra «lingüística». La palabra «lingüista» se encuentra por primera vez en la página 1 del tomo I de la obra Choix des poésies des troubadours,[3] escrita en 1816 por Raynouard.
El objetivo de la lingüística teórica es la construcción de una teoría general de la estructura de las lenguas naturales y del sistema cognitivo que la hace posible, es decir, las representaciones mentales abstractas que hace un hablante y que le permiten hacer uso del lenguaje.
El objetivo es describir las lenguas caracterizando el conocimiento tácito que los hablantes tienen de ellas y determinar cómo las adquieren estos. Ha existido cierta discusión sobre si la lingüística debe considerarse una ciencia social o más bien parte de la psicología. En las ciencias sociales la conciencia de los participantes es parte esencial en el proceso; sin embargo, la conciencia de los hablantes no parece desempeñar ningún papel relevante ni en el cambio lingüístico, ni en la estructura de las lenguas. Aunque ciertamente la conciencia del hablante sí tiene un papel en áreas incluidas normalmente dentro de la lingüística, como la sociolingüística o la psicolingüística, esas dos áreas no son el núcleo principal de la lingüística teórica sino disciplinas que estudian aspectos colaterales del uso del lenguaje.