Los mexicas (del náhuatl: mexihkah [meːˈʃiʔkaḁ] (?·i), «mexicas»[1]), llamados en la historiografía tradicional aztecas,[nota 1] fueron un pueblo mesoamericano de filiación nahua que fundó México-Tenochtitlan. Hacia el siglo XV, en el periodo Posclásico tardío, se convirtió en el centro de uno de los Estados más extensos que se conoció en Mesoamérica, asentado en un islote al poniente del lago de Texcoco, sobre los márgenes centro y sur de los lagos, como en Huexotla, Coatlinchan, Culhuacan, Iztapalapa, Chalco, Xico, Xochimilco, Tacuba, Azcapotzalco, Tenayuca y Xaltocan, hacia finales del Posclásico temprano (900-1200),[2] hoy prácticamente desecado. Sobre el islote se asienta la actual Ciudad de México, que corresponde a la misma ubicación geográfica.
Aliados con otros pueblos de la cuenca lacustre del valle de México —Tlacopan y Texcoco—. Los mexicas sometieron a varias poblaciones indígenas que se asentaron en el centro y sur del territorio actual de México, agrupados territorialmente en altépetl.
Los mexicas son caracterizados por la explotación de cultivos altamente simbióticos —dependientes de manipulación humana,[3][4][4][5] como maíz, chile, calabaza, frijol,cacao, etc.—; el uso extensivo de plumas para la confección de vestimentas; el uso de calendarios astronómicos —uno ritual de 260 días y otro civil de 365—; una sofisticada metalurgia prehispánica ornamental y militar basada principalmente en el bronce, oro y plata.[6]
Tenían una escritura en forma de pictogramas, usada para documentar hechos y cálculos de obras arquitectónicas basados en un sistema métrico propio[7] para medir terrenos, comparable a otros sistemas de medida de la Edad Moderna;[8] el uso extensivo de productos derivados de las cactáceas y agaves; y el tratamiento de rocas ígneas (obsidiana) con fines quirúrgicos y bélicos.
Los mexicas fueron el último pueblo mesoamericano que formó una rica y compleja tradición religiosa, política, cosmológica, astronómica, filosófica y artística aprendida y desarrollada por los pueblos de Mesoamérica a lo largo de muchos siglos.
Junto con los mayas son el tema más estudiado de la historia mesoamericana, dado que se conservan fuentes documentales y arqueológicas, así como numerosos testimonios hechos en su mayoría de forma posterior por sobrevivientes de la Conquista de México. Eran el pueblo más poderoso del continente antes de la llegada de los españoles. Este pueblo desarrolló importantes aportaciones al mundo y a la agricultura que se conoce actualmente.