La mujer (del latín mulĭer, -ēris)[3] o fémina (femĭna)[4] es el ser humano de sexo femenino. Tiene diferencias biológicas con el varón, como la cintura más estrecha, cadera más ancha y pelvis más amplia, diferente distribución y cantidad de vello y tejido adiposo. Sus genitales son diferentes y sus mamas, a diferencia del varón, están desarrolladas.
Mujer también remite a diferencias de carácter cultural y social que se le atribuyen por género, las cuales en algunos casos, no definen la palabra mujer desde el aspecto biológico.[cita requerida]
Después de la fecundación durante las primeras etapas celulares se define a nivel biológico si el ser futuro será masculino o femenino resultando en este caso que el cromosoma 23 sea tipo XX determinando el desarrollo futuro del infante y del adulto, generando ovarios y órganos sexuales externos como la vulva e internos como la vagina. Posteriormente eso desencadenará un proceso hormonal segregando varias hormonas algunas responsables de las características sexuales secundarias de la mujer que se producirán a partir de la adolescencia.
Un gran número e interacción de hormonas forman parte de la biología de la mujer, la principal es el estrógeno que afecta las características sexuales secundarias.
El aparato reproductor femenino permite que la mujer pueda ser fecundada por los espermatozoides del varón y con ello la transmisión de la información genética por medio del óvulo. Los órganos sexuales primarios de la mujer son internos a diferencia de los del hombre que son exteriores.[5]
El cuerpo de la mujer se caracteriza por la presencia de pechos con glándulas mamarias, cuyo fin es alimentar a futuros hijos. La cadera es diferente al hombre, es más ancha que en el varón para posibilitar la salida de un nuevo ser humano al término de la gestación o embarazo. Las siguientes características se pueden encontrar en el sexo femenino:[6]