Neurociencia afectiva es el estudio de los mecanismos neurológicos de las emociones. Este campo interdisciplinario combina la neurociencia con el estudio psicológico de la personalidad, de las emociones, y del estado de ánimo.[1]
Se sirve de técnicas punteras (resonancia magnética magnetoencefalografía, electroencefalografía, medidas fisiológicas periféricas, estimulación magnética transcraneal), así como de modelos computacionales, estudios de pacientes con lesiones cerebrales, análisis del comportamiento o test psicológicos.
Se piensa que las emociones están relacionadas con la actividad neuronal en ciertas áreas del cerebro que dirigen nuestra atención, motivan nuestro comportamiento y determinan el significado de lo que está ocurriendo a nuestro alrededor. El trabajo pionero realizado por Paul Broca (1878),[2] James Papez (1937),[3] y Paul D. MacLean (1952)[4] sugiere que las emociones están relacionadas con un grupo de estructuras situadas en el centro del cerebro y conocidas como sistema límbico, el cual contiene al hipotálamo, giro cingulado, hipocampo, y otras estructuras. Investigaciones han demostrado que las estructuras límbicas están directamente relacionadas con las emociones, pero se ha encontrado que las estructuras no límbicas tienen mayor relevancia emocional. Actualmente se piensa que las siguientes estructuras cerebrales están involucradas en las emociones.[5]
Con el paso del tiempo, se identificó que el hemisferio derecho está directamente relacionado con el procesamiento de las emociones. La teoría científica con respecto al papel que tiene el hemisferio derecho ha sido desarrollada con el paso de los años y ha resultado en distintos modelos del funcionamiento de las emociones. C.K. Mills fue uno de los primeros investigadores que propuso una relación directa del hemisferio derecho y el procesamiento de emociones en pacientes con lesiones en este hemisferio.[26][27] Las emociones en un principio se pensaba que eran procesadas en las estructuras del sistema límbico como en el hipotálamo y en la amígdala.[28] A finales de la década de 1980 y principios de 1990, se encontró que las estructuras neocorticales estaban relacionadas con las emociones.[29] Estos descubrimientos conllevaron al desarrollo de la hipótesis del hemisferio derecho y la hipótesis de valencia.