Un trabajador doméstico o empleado doméstico[1] es una persona que trabaja en el ámbito de una residencia. Los trabajadores domésticos pueden desempeñar distintas funciones, tales como: limpiadores, cuidadores, cocineros, niñeras, conductores, conserjes, etcétera.[2][3][2][4][5] Los trabajadores domésticos suelen tener malas condiciones laborales, tanto en salarios, horarios como falta de contratación legal, sin seguridad y salud laboral,[6] sin derechos al seguro de desempleo y cotización para la seguridad social y la pensión de jubilación. En algunos casos se llega a condiciones de semiesclavitud.[7][8]
El trabajador o trabajadora de hogar es un trabajador remunerado que realiza las tareas domésticas del hogar, desde los actos organizativos de una casa o propiedad hasta la realización de cada una de las actividades domésticas, incluyendo cocinar, limpiar, hacer la colada, pudiendo hacer otras tareas.[12]
En la mayoría de hogares las tareas domésticas habitualmente son realizadas por los propios moradores de la misma, tanto adultos como jóvenes y niños, sin embargo, tradicionalmente ha sido la mujer -considerada como ama de casa la que ha realizado la mayoría de tareas cuando no realizaba un trabajo externo remunerado y lo realizaba el hombre. Aunque actualmente las tareas se van compartiendo cada vez más entre todos los miembros convivientes del hogar, sigue siendo la mujer la que realiza el trabajo doméstico y el trabajo reproductivo -tanto cuando está contratada y por tanto es remunerado como cuando desempeña el papel de ama de casa y no es remunerado ni reconocido-.[13] Esa realidad genera los conceptos de escaleras rotas y techo de cristal, brecha salarial, discriminación por sexo, etcétera.
Históricamente, la labor doméstica ha estado vinculada a la esclavitud y a otras formas de servidumbre. En la actualidad, es un fenómeno mundial que perpetúa las jeraquías basadas en la raza, el origen étnico, la pertenencia a un grupo autóctono, la casta, el género y la nacionalidad.[2]
Los trabajadores domésticos, a diferencia de los siervos y de los esclavos, reciben un salario, ya sea en especie (cama, alimentos, ropa), ya sea en metálico (retribución económica) o ambas cosas, y pueden renunciar a su trabajo. Esto último es relativo, ya que los trabajadores domésticos carecen, la mayoría de las veces, de bienes con los que emprender una vida independiente. En el caso de los trabajadores domésticos emigrantes, sus derechos se hallan muy restringidos, al estar sometidos al permiso de trabajo o permiso de residencia y visas.[cita requerida]