El primer automóvil real fue comprado por el futuro rey Eduardo VII y luego Príncipe de Gales. El Museo de Sandringham afirma que, sin duda, Lord Montagu de Beaulieu influyó en su decisión, pero el crédito final por persuadirlo de comprar un Daimler es para el Sr. Oliver Stanton, tutor de ciclismo del Príncipe de Gales.
Fue restaurado por el Museo Nacional del Motor entre 1977 y 1979 para conmemorar el Jubileo de Plata de Su Majestad la Reina y ha sido devuelto a su estado original y en pleno funcionamiento.
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