Fue construido en 1877 por Edward Costello, un rico comerciante, como una bóveda conmemorativa y funeraria para su esposa, Josephine, quien murió dos años antes. Tiene dieciséis pies de largo, 12 pies de ancho y 30 pies de alto. A cada lado del pasillo hay un ataúd revestido de plomo y cubierto con losas de grueso vidrio reforzado. Los restos de Josephine y Edward, que murieron en 1891, yacen en ellos en el hermoso memorial.
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