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Ubicado en la fachada interior de la catedral, este es el más impresionante de los murales de la Pasión de Cristo que fueron la contribución de Pordenone al ciclo decorativo a gran escala pintado por varios artistas en la catedral de Cremona. El amplio espacio que ofrecía el edificio románico permitió a Pordenone dar rienda suelta a su vena teatral violenta, dramática y muy cargada. La composición tiene aire de torbellino pictórico y fue muy apreciada por el público.
Fue una desviación fundamental de la forma tradicional en que se había mostrado anteriormente el Calvario. La atmósfera bochornosa y cargada de tormenta evoca sorprendentes efectos de luz. Las tres cruces están dispuestas de forma asimétrica y se ven desde un ángulo. La multitud se arremolina incómoda y los caballos dramáticamente escorzados tienen un aspecto casi demoníaco. la composición se enfoca alrededor del alto mercenario en el centro. Cuando asumió el trabajo de pintar los frescos de la catedral de Cremona de Romanino, Pordenone revolucionó la escuela local.
