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Título : El panorama de la Biblia, o Las Sagradas Escrituras en imagen e historia
Año : 1891 ( década de 1890 )
Autores : Foster, William A. (del catálogo antiguo)
Temas :
Editor :
Biblioteca colaboradora : Biblioteca del Congreso
Patrocinador de digitalización : Biblioteca del Congreso

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Texto que aparece antes de la imagen:
ellos en el camino. Otros cortaron ramas de los árboles y las esparcieron en el camino, para que él pudiera cabalgar sobre ellas. Hicieron esto para honrarlo, porque así solía hacer la gente cuando un rey cabalgaba por sus calles. Y las multitudes que iban delante y detrás, clamaban a gran voz, alabándole, y diciendo: ¡Hosanna! Bendito el que ha venido a nosotros, enviado por el Señor. Sin embargo, Jesús sabía que aunque ahora lo alababan, no lo amaban en sus corazones, y que en pocos días estarían clamando para crucificarlo. Al acercarse a Jerusalén, la miró y lloró al pensar en los sufrimientos que iban a sobrevenir a los judíos. Sus enemigos traerían un ejército, dijo, y acamparían alrededor de la ciudad, y la sitiarían y la destruirían; todas las casas serían derribadas, para que no quedara piedra sobre piedra; porque, aunque había venido del cielo para salvarlos, los judíos no querían creer en él, y ahora lo iban a matar. 264
Texto que aparece después de la imagen:
JESÚS ENTRA EN JERUSALÉN, Y TODA LA MULTITUD DE LOS DISCÍPULOS SE ALEGRÍA. S T. Il-KK XI 2oo Jesús sana a los ciegos y cojos. JESÚS entró en Jerusalén, y subió al templo, y le trajeron a él los ciegos y los cojos, y los sanó. Pero cuando los principales sacerdotes y los escribas vieron las señales que hacía, y oyeron a los niños en el templo alabarle y gritar: ¡Hosanna!, se disgustaron mucho. Por la tarde salió de la ciudad a Betania, y durmió allí. Por la mañana, cuando volvía a Jerusalén, tuvo hambre, y viendo una higuera en el camino, fue a ella a comer del fruto, pero sólo encontró hojas en el árbol. Entonces le dijo: No dejes más el fruto crecerá en ti para siempre; y los discípulos oyeron sus palabras. Al día siguiente, al pasar de nuevo, vieron que la higuera estaba seca desde las raíces, porque estaba muerta. Y acordándose de las palabras que Jesús había dicho, dijeron: ¡Cuán pronto se secó la higuera! Un fariseo, que también era maestro de las leyes.

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