Archivo: Escritura de un paciente con enfermedad de Parkinson.png


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El temblor hace que la escritura muestre caracteres que son algo especiales. Cuando la enfermedad está comenzando, la escritura a primera vista parece normal, pero cuando se examina con lupa se perciben desigualdades, algunas partes son más gruesas y pesadas que otras. Más adelante, en el período de intensidad estacionaria, por ejemplo, los cambios son más marcados y, en consecuencia, más claros. El ejemplar, Fig.7 (p. 112), representa la escritura de un paciente cuyo caso estudiamos en el Hôpital St. Louis, en 1869. Los trazos que forman las letras son muy irregulares y sinuosos, mientras que las irregularidades y sinuosidades son de un ancho muy limitado (Bourneville).
En un examen cuidadoso de esta muestra de escritura, se percibirá que todos los trazos hacia abajo, con excepción de la primera letra, están hechos con relativa firmeza y son, de hecho, casi normales: los trazos más finos hacia arriba, en el por el contrario, son todas de apariencia trémula, y es a la inestabilidad de estas líneas a lo que se debe principalmente el carácter peculiar de la escritura aquí. De esto inferiría que, en esta etapa de la enfermedad, los flexores de los dedos estaban menos afectados por el temblor que los extensores y que, entre estos últimos, los interóseos fueron probablemente los primeros afectados. Esta inferencia no dejará de interesar a quienes recuerden la atención que el Dr. Duchenne (de Boulogne) prestó a la conducción de estos músculos en las diversas afecciones paralíticas y atróficas de la mano (Sigerson).