Cómo el ermitaño ayudó a conquistar a la hija del rey


Cómo el ermitaño ayudó a conquistar a la hija del rey es un cuento de hadas italiano , recopilado por Laura Gonzenbach en Sicilianische Märchen . Andrew Lang lo incluyó en The Pink Fairy Book .

El rey ofreció a su hija a quien construyera un barco que viajara tanto por tierra como por mar. El hijo mayor lo intentó, y cuando llegaron los ancianos a pedir trabajo, los despidió a todos. Gastó todo su dinero en él y una tormenta lo destruyó. El segundo hijo lo intentó, pero terminó igual.

El más joven pensó en intentarlo también, porque no era lo suficientemente rico para mantenerlos a los tres. Contrató a todos, incluso a un viejecito de barba blanca a quien sus hermanos habían rechazado pero a quien nombró capataz. Este anciano era un santo ermitaño. Cuando el barco estuvo listo, le dijo al hijo menor que reclamara a la princesa. El hijo menor le pidió que se quedara con él, y el ermitaño le pidió la mitad de todo lo que obtuvo. El hijo estuvo de acuerdo.

Mientras viajaban, se encontraron con un hombre que ponía niebla en un saco y, por sugerencia del ermitaño, el hijo le pidió que los acompañara, y así con un hombre que derribaba árboles, un hombre que bebía un arroyo seco, un hombre que disparaba un codornices en el inframundo, y un hombre cuyos pasos cruzaron una isla.

El rey no quería dar a su hija a un hombre del que no sabía nada. Le ordenó al hijo que llevara un mensaje al Inframundo y regresara en una hora. El hombre de piernas largas lo trajo, pero se quedó dormido en el Inframundo, por lo que el hombre que podía disparar le disparó, despertándolo. El rey entonces exigió un hombre que pudiera beber la mitad de su bodega en un día; el hombre que bebió el arroyo se bebió todo el sótano. El rey estuvo de acuerdo con el matrimonio, pero prometió solo la dote que un hombre pudiera llevar, aunque no era adecuada para una princesa. El hombre fuerte, que había derribado árboles, se llevó todos los tesoros que tenía el rey. Cuando el rey los persiguió, el hombre soltó la niebla del saco y escaparon.

El hijo dividió el oro con el ermitaño, pero el ermitaño señaló que también había conseguido a la hija del rey. El hijo sacó su espada para cortarla en pedazos, pero el ermitaño lo detuvo y también le devolvió todo el tesoro, prometiéndole acudir en su ayuda si alguna vez lo necesitaba.