sordera


La sordera es un término acuñado por Paddy Ladd en su libro Comprender la cultura sorda: en busca de la sordera . [1] Si bien el significado preciso de la palabra sigue siendo deliberadamente vago (el propio Ladd llama a la sordera un "proceso" en lugar de algo finito y claro), intenta transmitir una aceptación afirmativa y positiva de ser sordo.

A diferencia de la sordera, que a menudo se usa para describir a las personas sordas solo en términos de su pérdida auditiva , la sordera afirma que ser sordo tiene un valor positivo para la humanidad y no necesita curarse como una enfermedad. Muchas otras personas sordas, como Ella Mae Lentz, han utilizado este término para explicar el viaje personal único de una persona sorda para descubrirse y comprenderse a sí misma como persona sorda. Algunos miembros de la comunidad sorda, independientemente de si habían leído o no el libro de Ladd, se aferraron a este concepto como una forma de unir a los diversos segmentos de la comunidad sorda. Otros han encontrado el término demasiado ambiguo para ser útil.

H-Dirksen L. Bauman cita la definición de sordera de Ladd [2] en la introducción del trabajo Open Your Eyes :

"La sordera no se ve como un estado finito, sino como un proceso mediante el cual las personas sordas llegan a actualizar su identidad sorda, postulando que esas personas construyen esa identidad en torno a varios conjuntos de prioridades y principios ordenados de manera diferente, que se ven afectados por varios factores, como la nación , época y clase".

Según Ladd, la sordera requiere que las personas sordas se evalúen y se liberen de la opresión que han enfrentado históricamente por parte de la sociedad mayoritaria oyente. A este proceso de autoliberación, Ladd escribe:

"... Me encontré a mí mismo y a otros acuñando una nueva etiqueta de 'Sordera'. Sin embargo, la sordera no es una condición médica 'estática' como la 'sordera'. En cambio, representa un proceso: la lucha de cada niño sordo, familia sorda y adulto sordo para explicarse a sí mismos y a los demás su propia existencia en el mundo, al compartir sus vidas entre sí como comunidad, y representar esas explicaciones en lugar de escribiendo libros sobre ellos, las personas sordas están comprometidas en una praxis diaria, un diálogo continuo interno y externo". (Ladd, 2003:3)