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El viernes 21 de julio, el preso político Soheil Arabi sufrió fuertes convulsiones e hipotensión. Los guardias de la prisión lo trasladaron al Hospital Khomeini de Teherán después de una fuerte caída de la presión arterial que le provocó un infarto. Soheil fue revivido con un desfibrilador.
El sábado 22 de julio, después del tratamiento y las inyecciones, la condición de Soheil mejoró y las autoridades penitenciarias lo trasladaron silenciosamente de regreso a la prisión por la noche para que nadie supiera del traslado.
Soheil ha perdido 10 kg durante su huelga de hambre y su presión arterial es muy baja. El Régimen Islámico de Irán busca mantener a Soheil bajo presión y permitirle morir, como muchos otros presos políticos, torturado hasta la muerte en silencio.
Soheil Arabi quiere permanecer en huelga de hambre porque tiene un propósito. Quiere mejorar la situación de los presos porque están sufriendo. Soheil quiere iniciar un boicot en toda la prisión contra las tiendas de comestibles dentro de la cárcel, donde todos los presos se niegan a gastar su dinero en sus tiendas.
Con más de 240 000 presos, cada uno con 30 000 Tomans en efectivo para gastar, tendrá un gran impacto en la economía del sistema penitenciario. El Régimen Islámico está presionando a los presos para que compren, pero si pudiéramos boicotear esto, el régimen se ve obligado a ver las necesidades de las personas, en lugar de hacer más prisiones.