Cable flexible
Los cables flexibles , o cables de 'flexión continua', son cables eléctricos especialmente diseñados para hacer frente a los radios de curvatura estrechos y la tensión física asociada con las aplicaciones en movimiento, como los portacables interiores .
Debido a las crecientes demandas dentro del campo de la tecnología de automatización en la década de 1980, como el aumento de las cargas, los cables móviles guiados dentro de los portacables a menudo fallaban, aunque los propios portacables no lo hacían. En casos extremos, las fallas causadas por "sacacorchos" y rupturas del núcleo paralizaron líneas de producción enteras, a un alto costo. Como resultado, se desarrollaron cables especializados altamente flexibles con características únicas para diferenciarlos de los diseños estándar. Estos a veces se denominan cables "adecuados para cadena", "altamente flexibles" o "flexibles continuamente".
Un mayor nivel de flexibilidad significa que la vida útil de un cable dentro de un portacables puede extenderse considerablemente. Un cable normal suele gestionar 50.000 ciclos, pero un cable dinámico puede completar entre uno y tres millones de ciclos.
Los cables flexibles se pueden dividir en dos tipos: los que tienen conductores trenzados en capas dentro del cable y los que tienen conductores en haz o trenzados.
El trenzado en capas es más fácil de producir y, por lo tanto, suele ser menos costoso. Los núcleos de los cables se trenzan firmemente y se dejan relativamente largos en varias capas alrededor del centro y luego se encierran en una cubierta con forma de tubo extruido. En el caso de cables apantallados, los conductores se envuelven con velo o láminas.
Sin embargo, este tipo de construcción significa que, durante el proceso de doblado, el radio interior se comprime y el radio exterior se estira a medida que se mueve el núcleo del cable. Inicialmente, esto funciona bastante bien, porque la elasticidad del material sigue siendo suficiente, pero la fatiga del material puede aparecer y causar deformaciones permanentes. Los núcleos se mueven y comienzan a crear sus propias zonas de compresión y estiramiento, lo que puede dar lugar a una forma de "sacacorchos" y, en última instancia, a la ruptura del núcleo.
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