Julio Costanzi


Giulio Cesare Costanzi (25 de abril de 1875 en Contigliano , Italia - 28 de agosto de 1965 en Roma , Italia [1] ), fue un oficial del Cuerpo de Ingenieros de la ITAF y pionero de los estudios espaciales en Italia. En 1914, escribió un artículo sobre navegación espacial y propulsión nuclear que se considera la primera contribución italiana a los vuelos espaciales registrada.

Costanzi inició su carrera como ingeniero civil, luego ingresó al Ejército en el Cuerpo de Artillería. A partir de 1911, se desempeñó como oficial en el Cuerpo de Ingenieros Especializados, el primer núcleo de la futura Fuerza Aérea Italiana. El Cuerpo tripulaba globos aerostáticos y dirigibles y estaba equipado con una serie de laboratorios proyectados por Gaetano Arturo Crocco, además de un túnel de viento . En la Primera Guerra Mundial , Costanzi encabezó un escuadrón de aviones de reconocimiento y en 1923 fue puesto a cargo de una sección experimental de la Fuerza Aérea Italiana. En 1928 dejó el servicio como general, fue nombrado miembro del Consejo de Estado y de 1938 a 1945 se desempeñó como presidente del Registro Aéreo Italiano, el equivalente a la Agencia Federal de Aviación de los Estados Unidos.

En 1914, en una revista especializada, Costanzi publicó un artículo sobre navegación en el espacio sugiriendo la propulsión nuclear para propulsar naves espaciales. Es la primera contribución científica de un italiano a los vuelos espaciales, anticipando muchos problemas relacionados con la exploración del espacio exterior. “Después de la conquista del aire a través de los aviones, ya es hora de abandonar la Tierra y fundar nuevas colonias en el espacio”, escribe, y luego expone el problema de impulsar naves espaciales en el vacío, sin ningún apoyo de la atmósfera, como en el caso de aviones Aboga por los viajes espaciales sobre la base de dinámicas de acción-reacción, planea un vuelo Tierra-Luna y para vencer la fuerza de la gravedad postula la necesidad de una nueva fuente de energía. Identifica esta fuente con la radio y sus características aún desconocidas. En su artículo, Costanzi describe cuáles serían los peligros y las sensaciones que experimenta un astronauta, como sufrir calor extremo, radiaciones venenosas, aceleración G e ingravidez, dando como resultado esta última una sensación de caída. Concluye afirmando esperanzadamente que 'los obstáculos para este último sueño no están fuera del alcance del razonamiento humano, por el momento sólo nos ata la falta de la tecnología adecuada'.