José Antón Gall


Había prestado un gran servicio al sistema escolar austríaco como escolástico de la catedral y supervisor principal de las escuelas normales. Era partidario del josefinismo y permitió que el canciller del capítulo, George Rechberger, laico y josefinista, ejerciera una gran influencia sobre la administración eclesiástica de su diócesis.

Las condiciones eclesiásticas se volvieron más satisfactorias durante su episcopado, pero gran parte del mérito de esto se debe a los emperadores Leopoldo II y Francisco II, quienes derogaron muchas reformas apresuradas de José II.

Los seminarios generales introducidos en 1783 fueron dejados de lado y la formación del clero volvió a estar a cargo de los obispos. El obispo Gall, por lo tanto, se esforzó durante años para establecer un instituto teológico para su diócesis; fue inaugurado en 1794.

Otro servicio permanente del obispo fue la fundación de un seminario para sacerdotes; para ello compró en 1804 una casa de sus propios medios, e hizo heredera a la institución de todos sus bienes.


José Antón Gall