Trouser Press calificó el álbum de "mediocre" y escribió que "se adhiere estrechamente a la fórmula pero no genera ningún tipo de chispa". [9] El Chicago Tribune lo llamó "el trabajo más delicadamente fascinante de la banda, sus encantos ilustrados en pequeños momentos de felicidad como el fantasmal desvanecimiento al estilo Jobim de 'The Colony Room' o las orquestaciones exuberantes pero frágiles de 'Seemingly'. " [10] SF Weekly lo consideró "un desafortunado desvío downtempo". [11]