Partido Revolucionario Cubano (1892)


El Partido Revolucionario Cubano ( PRC ), o Cuban Revolutionary Party en inglés, fue una organización política creada por el intelectual cubano José Martí el 10 de abril de 1892 con el fin de organizar la independencia de Cuba y, en lo posible, de Puerto Rico, dos de las últimas provincias de ultramar, de España en América.

José Martí abogó incansablemente por hacer realidad la “hora de la segunda independencia” y así impedir la expansión de los Estados Unidos en tierras de América Latina. En su estrategia continental, la liberación de Cuba y Puerto Rico fue un primer paso que decidiría el destino del continente. Martí, a partir de 1891, dedicaría todas sus energías a crear una institución de nuevo tipo, estructurando una unidad revolucionaria fuerte y sólida, única en la historia de América Latina: El Partido Revolucionario Cubano, un partido por la independencia. A fines de 1891, Martí había expresado en conversaciones y discursos a los exiliados cubanos, la idea de crear un grupo que se organizara y sirviera como vehículo ideal para la preparación de una futura revolución.

Martí concibió la liberación nacional de Cuba sobre la base ideológica del liberalismo más radical, democrático e igualitario de la época, con el deseo de implantar un régimen que garantizara la igualdad racial y de género y las libertades civiles para todos. [1] [2] El partido también mantuvo vínculos con liberales puertorriqueños radicales como Ramón Emeterio Betances . [4]

El 3 de enero de 1892, en el Club San Carlos de Cayo Hueso (Key West), José Martí dio a conocer a José Francisco Lamadrid, José Dolores Poyo Estenoz y al Coronel Fernando Figueredo Socarrás, su idea de fundar el Partido Revolucionario Cubano (PRC), también conocido como el Partido Revolucionario Cubano-Puertorriqueño. A partir del 4 de enero de 1892 se inició un proceso de estudio y aprobación de las Bases y Estatutos Secretos por parte de la emigración de Cayo Hueso, Tampa y Nueva York. Cada grupo existente en la emigración, o cada grupo de cubanos que querían formar un Club, analizaban el documento, sugerían lo que consideraban oportuno, y una vez aprobados, se comunicaba la aceptación al órgano supremo en Nueva York.