La razón por la que la liebre está en vuelo es que es una presa para muchos animales y también está sujeta a la caza por parte de los humanos. Hay tres fábulas de origen griego antiguo que se refieren a la caza de liebres, cada una de las cuales también ejemplifica un modismo o proverbio popular.
La antología griega
Tres poemas de la Antología griega se refieren a una fábula que de otro modo no se registró en la que una liebre que huye de los perros de caza salta al mar, sólo para ser capturada allí por un "lobo de mar", un tiburón mediterráneo. [1] Los dos primeros poemas son de Germanicus Caesar , el segundo de los cuales termina conmovedoramente,
- Las bestias del agua y de la tierra se enfurecen contra mí por igual.
- Liebres, que el aire sea vuestro recurso; sin embargo temo
- ¡Tú también, oh cielo, ten un perro entre tus estrellas!
En el transcurso de su primer poema, Germanicus se refiere directamente al equivalente griego del idioma proverbial que se convertiría en el actual " De la sartén al fuego ".
El tema del destino de la liebre fue abordado posteriormente en latín por Ausonio en un epigrama de cuatro líneas que se basaba en los poemas griegos. [2] La situación también figuraba en la Hecatomographie de Gilles Corrozet (1540). Este fue un libro Emblem en el que el significado de la historia se amplió a la incertidumbre de la vida en general bajo el título "Peligro y peligro por todos lados" (ver ilustración).
La liebre, el sabueso y el cabrero
Esta breve fábula es una de las de Esopo y tiene el número 331 en el Índice Perry . [3] Se trata de un perro al que un cabrero se burla de ser superado por la liebre que perseguía. El perro responde que debe tener en cuenta la diferencia entre los dos concursantes. "Yo simplemente estaba corriendo por mi cena, pero él estaba corriendo por su vida".
Una forma de la historia fue contada con mucha más circunstancia por el eclesiástico medieval Odo de Cheriton en su “El concurso del lobo y la liebre”. Después de que las dos criaturas se encuentran y acuerdan pelear, habiendo hecho una apuesta, la liebre se pone de pie y el lobo finalmente colapsa exhausto, concediendo la competencia. La liebre explica que usa las armas que tiene, sus piernas para correr, y con "esta táctica he peleado contra los perros ... ¡y he ganado!" Luego se le da a la fábula la interpretación religiosa de que la mejor manera de oponerse a la lujuria es huir de sus ocasiones. [4]
La persecución ambivalente
Esta también es una de las fábulas de Esopo, numerada 136 en el Índice Perry. [5] Un perro que persigue de cerca a una liebre de vez en cuando la muerde y otras veces la lame y adula hasta que la liebre le exige que se decida y la trate como a una enemiga o como una amiga. Se dirige contra los de dos caras que, como dice el proverbio, "sujetan a la liebre y corren con los perros". [6]