Usuario:Nimbus227


Conocí a un viajero de una tierra antigua
que dijo: Dos enormes patas de piedra sin tronco
se encuentran en el desierto. Cerca de ellos, sobre la arena,
medio hundido, yace un rostro destrozado, cuyo ceño
y labios arrugados y mueca de fría autoridad
dicen que su escultor leyó bien aquellas pasiones
que aún sobreviven, estampadas en estas cosas sin vida,
la mano que se burló de ellas y el corazón que alimentó.
Y en el pedestal aparecen estas palabras:
"Mi nombre es Ozymandias, rey de reyes: ¡
Mirad mis obras, Poderosos, y desesperad!"
No queda nada más. Alrededor de la decadencia
de ese colosal naufragio, ilimitadas y desnudas,
se extienden a lo lejos las arenas solitarias y niveladas.