El cebo de osos es un deporte sangriento que implica el estímulo / fuerza de un perro y las peleas de osos encadenados ( cebo ). También puede implicar enfrentar a un oso contra otro animal. [1] [2] [3]
El cebo de osos fue muy popular desde el siglo XII hasta el XIX. [4] Desde el siglo XVI, se mantuvieron muchos osos para cebar. En su forma más conocida, las arenas para este propósito se llamaban jardines de osos, y consistían en un área circular vallada y alta, el " pozo " y asientos elevados para los espectadores. Se colocaba un poste en el suelo hacia el borde del pozo y el oso encadenado a él, ya fuera por la pierna o por el cuello. Varios perros de pelea o cebos bien entrenados, generalmente Bulldogs ingleses antiguos , se colocaban sobre él, y se reemplazaban a medida que se fatigaban o resultaban heridos o asesinados. En algunos casos, el oso se soltó, lo que le permitió perseguir animales o personas. Durante mucho tiempo, el principal jardín de osos de Londresera el Jardín de París , esa sección del Bankside situada al oeste de The Clink , en Southwark .
Enrique VIII era un fanático y mandó construir un foso para osos en su Palacio de Whitehall . A Isabel I también le gustaba el entretenimiento; aparecía regularmente en sus giras. Cuando se intentó prohibir el cebo de osos los domingos, ella anuló el Parlamento . La carta de Robert Laneham describe el espectáculo presentado por Robert Dudley, conde de Leicester en el castillo de Kenilworth en 1575:
El jueves catorce de julio, y se acerca el sexto día de Su Majestad, entonces se ataron una gran especie de bandogs (mastines) en el patio exterior y trece osos en el interior. . .
Bueno, los osos fueron llevados a la cancha, los perros fueron colocados contra ellos, para discutir los puntos incluso cara a cara. Habían aprendido consejo también de ambas partes, ¿qué se pueden contabilizar como parciales los que se retienen sino a un lado? Yo no sé. Muy feroz, tanto uno como otro, y ansioso en una discusión. Si el perro en la súplica arrancaba al oso por el cuello, el oso con travesía lo volvería a arañar por el cuero cabelludo, confesaría y una lista, pero no pudo evitarlo que estaba atado a la barra, y su abogado le dijo que podía. No le hagas política alguna en sus ruegos.
Por lo tanto, con defenderse y probar, con arrancar y tirar, rascar y morder, con uñas y dientes lisos de un lado y del otro, entre ellos había tal gasto de sangre y cuero [piel], como un mes lamiendo (creo) no se recuperará y, sin embargo, permanecerá tan lejos como siempre.