Cónsul (representante)
Un cónsul es un representante oficial del gobierno de un estado en el territorio de otro, normalmente actuando para ayudar y proteger a los ciudadanos del propio país del cónsul, así como para facilitar el comercio y la amistad entre la gente de los dos países. [1]
Un cónsul se distingue de un embajador , siendo este último representante de un jefe de Estado a otro, pero ambos tienen una forma de inmunidad. Sólo puede haber un embajador de un país a otro, en representación del jefe de Estado del primer país ante el del segundo, y sus funciones giran en torno a las relaciones diplomáticas entre los dos países; sin embargo, puede haber varios cónsules, uno en cada una de varias ciudades importantes, que brinden asistencia con asuntos burocráticos tanto a los ciudadanos del propio país del cónsul que viajan o viven en el extranjero como a los ciudadanos del país en el que reside el cónsul que desean viajar o comerciar con el país del cónsul.
Un uso menos común es el de cónsul administrativo , que asume una función de gobierno y es designado por un país que ha colonizado u ocupado a otro.
En la Grecia clásica , algunas de las funciones del cónsul moderno las cumplía un proxenos . A diferencia de la posición moderna, este era un ciudadano de la entidad política anfitriona (en Grecia, una ciudad-estado ). El proxenos solía ser un rico comerciante que tenía vínculos socioeconómicos con otra ciudad y que ayudaba a sus ciudadanos cuando tenían problemas en su propia ciudad. La posición de proxenos a menudo era hereditaria en una familia en particular. Los cónsules honorarios modernos cumplen una función hasta cierto punto similar a la de la antigua institución griega.
Los cónsules eran los más altos magistrados de la República Romana y el Imperio Romano . El término fue revivido por la República de Génova que, a diferencia de Roma, lo otorgó a varios funcionarios estatales, no necesariamente restringidos a los más altos. Entre ellos había funcionarios genoveses estacionados en varios puertos del Mediterráneo, cuya función incluía deberes similares a los del cónsul moderno (es decir, ayudar a los comerciantes y marineros genoveses en dificultades con las autoridades locales).
El consolat de mar fue una institución establecida bajo el reinado de Pedro IV de Aragón en el siglo XIV, y se extendió a 47 localidades a lo largo del Mediterráneo. [3] Era principalmente un organismo judicial, que administraba el derecho marítimo y comercial como Lex Mercatoria . Aunque el consolat de mar fue establecido por las Cortes Generales ( parlamento ) de la Corona de Aragón, los cónsules eran independientes del Rey. Esta distinción entre funciones consulares y diplomáticas se mantiene (al menos formalmente) hasta el día de hoy. Los cónsules modernos conservan poderes judiciales limitados para resolver disputas sobre barcos de su país (en particular, con respecto al pago de salarios a los marineros).
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