Directrices para la investigación con sujetos humanos


Varias organizaciones han creado pautas para la investigación con sujetos humanos para varios tipos de investigación que involucran sujetos humanos y para diversas situaciones.

En 1892, Albert Ludwig Sigesmund Neisser, un médico alemán al que se le atribuye el descubrimiento de Neisseria gonorrhoeae, realizó dos conjuntos de ensayos clínicos para intentar encontrar un método de prevención de la sífilis. Neisser primero insertó suero obtenido de un solo paciente que había comenzado a mostrar los primeros signos de sífilis debajo de la piel de cuatro pacientes femeninas, [1] similar al procedimiento para la inoculación de la viruela. Neisser no obtuvo el consentimiento de estos pacientes, pero ninguno de ellos desarrolló la enfermedad. Neisser luego llevó a cabo la segunda serie de pruebas con cuatro prostitutas. [2]Esta vez, los sueros se inyectaron por vía intravenosa y cada suero se obtuvo de un paciente con sífilis diferente, cada uno en varias etapas de la enfermedad. Las prostitutas del segundo grupo de pruebas tampoco dieron su consentimiento ni fueron informadas de la experimentación. A diferencia del primer conjunto de ensayos, los cuatro sujetos desarrollaron sífilis en distintos momentos después de la inyección.

En 1898, Neisser publicó los resultados de los experimentos clínicos que realizó, lo que provocó una protesta pública en la que se acusó a Neisser de “inocular maliciosamente a niños inocentes con veneno de sífilis”. [3] Neisser defendió sus acciones, argumentando que las prostitutas contrajeron sífilis por su línea de trabajo y no por sus experimentos, y contó con el apoyo general de médicos académicos. Una excepción notable fue el psiquiatra alemán Albert Moll, quien creía que el consentimiento informado era necesario en los ensayos con humanos. [1]

Más tarde ese año, el Tribunal Disciplinario Real multó a Neisser y dictaminó que fue negligente al obtener el consentimiento de los pacientes. [3] En 1899, el ministro prusiano de asuntos religiosos, académicos y médicos buscó asesoramiento sobre la ética de los experimentos de Neisser en respuesta a una solicitud del parlamento prusiano para tomar medidas con respecto al escándalo, y encargó un informe a la Oficina Médica Científica. de salud. En 1900, el ministro emitió las “Instrucciones para los directores de clínicas, consultorios ambulatorios y otras instalaciones médicas” para todos los directores médicos con respecto a cualquier procedimiento médico “que no sea para diagnóstico, terapia e inmunización”. [2]

Estas instrucciones no estaban comprometidas con la ley y, como tales, no eran legalmente vinculantes. Hasta el día de hoy, no está claro si la directiva prusiana tuvo algún efecto sobre la experimentación humana; sin embargo, estas fueron todavía las primeras regulaciones con respecto a la experimentación médica humana en la medicina occidental. [1]

Uno de los primeros modelos de experimentación humana ética, anterior al Código de Nuremberg, se estableció en 1931. [4] En la República de Weimar de la Alemania prenazi del siglo XX, la entidad conocida como Reichsgesundheitsamt [5] (que se traduce aproximadamente como Servicio Nacional de Salud ), dependiente del Ministerio del Interior [6] formuló una lista de 14 puntos que detallan estos principios éticos.