Marchas europeas por la paz


Las Marchas Europeas por la Paz (EPM) surgieron de una red europea de iniciativas dentro del Movimiento por la Paz . Las Marchas se llevaron a cabo de 1978 a 1992, movilizando a un gran número de ciudadanos, especialmente a principios de la década de 1980. [1] [2] Su objetivo era protestar contra la carrera armamentista y el crecimiento del gasto militar. La campaña tenía muchos lazos con los grupos pacifistas de la antigua República Democrática Alemana y con la Campaña británica por el desarme nuclear . Evolucionó a partir de Ostermärsche (Marchas de Pascua) organizadas por el movimiento de paz alemán.

El autor alemán Heinrich Böll , la miembro del Bundestag alemán Petra Kelly y el ex coronel del ejército Gert Bastian fueron miembros destacados del EPM. También lo son Volker Nick, Volker Scheub y Christoph Then, que escribieron un libro sobre el bloqueo de la base militar estadounidense de Mutlangen .

En noviembre de 1984, EPM organizó un taller de "debriefing" de cinco días sobre el Hartmannswillerkopf en Alsacia , Francia, luego de la lucha contra la instalación de misiles nucleares Pershing II y SS-20 en Alemania (Mutlangen). Cerca de 200 representantes de muchos movimientos pacifistas europeos se reunieron para discutir las razones de su fracaso para evitar esta escalada en la carrera armamentista. De esta reunión surgió la Network Liberty Alliance de 1984 .

Arindi Seevah, discípula de Gandhi y fundadora del Proyecto Marcha de Mujeres contra la Violencia, recordó, en una entrevista transmitida por ITN y Zee TV:

...esta reunión internacional en los Vosgos de Alsacia, entre árboles maravillosos, con vistas a las llanuras de Alsacia, en un campo de batalla donde decenas de miles habían muerto en una 'guerra para acabar con todas las guerras', rodeado de búnkeres, trincheras, alambre de púas y vieja maquinaria de matanza oxidada, es uno de los grandes recuerdos que tengo de mi viaje a Europa. El lugar literalmente vibraba de energía, solo había que cerrar los ojos para escuchar los gritos de los millones de muertos, sentir su desesperación. Dormíamos en el frío helado de los viejos búnkeres, cocinábamos sopa en un viejo nido de ametralladoras, discutíamos acaloradamente en el anfiteatro natural del cráter de una bomba. Todos los que vinieron aquí regresaron con una nueva certeza: la guerra es una locura, sabemos por qué debemos detenerla. Miles de iniciativas surgieron de estos tres días en la nieve y el barro en el 'Vieil Armand'.Esa energía todavía está conmigo, y prometo diariamente a los millones de muertos que encontré allí que lucharé hasta mi último aliento: 'no estudiaremos más la Guerra'.