Ignazio Cerio


Ignazio Cerio (1841-1921) fue un influyente pero excéntrico médico y filósofo aficionado en la isla de Capri , en Italia . Su padre, encarcelado por sus creencias liberales, había pasado su tiempo en la cárcel ideando brebajes químicos y construcciones mecánicas que nunca se harían; Ignazio continuó las tradiciones familiares tanto del liberalismo como de la inventiva idiosincrásica. Ignazio incluso acuñó la palabra disutilità para referirse a una vida humana sin sentido de propósito pero llena de tensión y reflexión, mezclando la búsqueda apasionada de ideas con períodos de aflicción y hastío .

Trabajó durante cincuenta años como médico en Capri, una profesión que siguió con su estilo característicamente poco convencional. En una ocasión, por ejemplo, estableció un sanatorio en Pozzuoli , alegando que los gases sulfurosos curarían la tuberculosis. El único paciente que llegó al sanatorio rechazó la afirmación del médico de que tanto el azufre como el arsénico serían buenos para la salud.

Sin embargo, sigue siendo una figura muy recordada y muy querida en la isla de Capri, su memoria inmortalizada tanto en los escritos de su hijo, Edwin Cerio (especialmente en La vita a la figura de un uomo (1921)) como en el Centro cultural Caprense Ignazio Cerio, establecido en su nombre para organizar conferencias y encuentros sobre medicina , literatura italiana y extranjera , arqueología , paleontología e historia local e internacional .

El Palazzo Cerio, cerca de la Piazzetta , alberga el museo Ignazio Cerio sobre la historia natural de Capri. [1] [2]