El gran maestre de los Caballeros Templarios fue el comandante supremo de la sagrada orden, comenzando por su fundador Hugues de Payens . Algunos ocuparon el cargo de por vida, mientras que otros renunciaron a la vida en monasterios o en la diplomacia. Los grandes maestres a menudo conducían a sus caballeros a la batalla en la línea del frente y los numerosos riesgos ocupacionales de la batalla hacían que algunos mandatos fueran muy cortos.
Cada país tenía su propio maestro, y los maestros dependían del gran maestro. Supervisó todas las operaciones de la orden, incluidas tanto las operaciones militares en Tierra Santa y Europa del Este, como las transacciones financieras y comerciales en la infraestructura de la orden en Europa Occidental. El gran maestre controlaba las acciones de la orden pero se esperaba que actuara de la misma manera que el resto de los caballeros. Después de que el Papa Inocencio II emitiera la bula Omne datum optima en nombre de los Templarios en 1139, el gran maestre se vio obligado a responder sólo ante él. [2]