El Manifiesto de Manzanares ( español : Manifiesto de Manzanares ) se publicó el 7 de julio de 1854 en Manzanares , España . Redactado por Antonio Cánovas del Castillo y firmado por el general Leopoldo O'Donnell , pedía reformas políticas y unas Cortes constituyentes para lograr una auténtica "regeneración liberal".
En 1854, España estaba al final de la década moderada , algo más de diez años de gobierno del Partido Moderado . En los últimos años, el régimen se había vuelto cada vez más corrupto, e incluso muchos de los que simpatizaban con sus opiniones políticas abiertas se habían vuelto contra él. El 28 de junio de 1854 Leopoldo O'Donnell, General en Jefe del Ejército Constitucional, encabezó un intento de golpe de Estado conocido como La Vicalvarada , que terminó de manera indecisa. Él y sus fuerzas se habían trasladado al sur, a Manzanares , Ciudad Real , donde hicieron un reconocimiento con otras fuerzas de ideas afines.
El 7 de julio de 1854 O'Donnell emitió un breve manifiesto redactado por el joven Antonio Cánovas del Castillo , futuro arquitecto de la Restauración borbónica española de 1874. El manifiesto llamaba a todos los españoles a conservar el Trono pero a deshacerse del gobierno actual. Reflejaba la política del Partido Progresista . En su totalidad dice:
Españoles: La entusiasta acogida que ha tenido el Ejército liberal en las ciudades; el esfuerzo de los soldados que lo integran, tan heroicamente mostrado en los campos de Vicálvaro ; los aplausos con que se ha recibido en todas partes la noticia de nuestro levantamiento patriótico, aseguran ahora el triunfo de la libertad y las leyes que hemos jurado defender.
En los últimos días, la mayor parte de las provincias se ha desprendido del yugo de los tiranos; todo el Ejército ha venido a colocarse bajo nuestras banderas, que son las de la lealtad; la nación gozará de los beneficios de un régimen representativo, por el que hasta ahora se ha derramado tanta sangre inútil y se han hecho tantos y costosos sacrificios. Parece que ha llegado el día de decir lo que estamos resueltos a hacer el día de la victoria.
Queremos conservar el Trono, pero sin la camarilla que lo deshonra; deseamos la práctica rigurosa de las leyes fundamentales, sobre todo las de las elecciones y la prensa; queremos reducir los impuestos, basándonos en una economía estricta; deseamos que se respeten la antigüedad y el mérito en el empleo civil y militar; deseamos levantar de las poblaciones la centralización que las está devorando, dándoles la independencia local necesaria para conservar y acrecentar sus propios intereses; y como garantía de todo lo que deseamos y para asentarnos sobre bases sólidas, la Milicia Nacional . Estas son nuestras intenciones, las cuales expresamos con franqueza sin imponerlas a la Nación.
Los órganos de gobierno que deben constituirse en provincias libres, las Cortes generales que luego las unirán, la Nación misma, finalmente, sentará las bases definitivas para la regeneración liberal a la que aspiramos. Hemos consagrado nuestras espadas a la voluntad nacional y no las envainaremos hasta que esa voluntad esté satisfecha.
Cuartel General, Manzanares, 6 de julio de 1854.
General en Jefe del Ejército Constitucional, Leopoldo O'Donnell, Conde de Lucena. [1]
El país atendió el llamado, y en pocas semanas el gobierno moderado había caído, marcando el comienzo del bienio progresista .
Notas
- ^ Españoles: La entusiasta acogida que va encontrando en los pueblos el Ejército liberal; el esfuerzo de los soldados que le componen, tan heroicamente mostrado en los campos de Vicálvaro; el aplauso con que en todas las partes ha sido recibida la noticia de nuestro patriótico alzamiento, aseguran desde ahora el triunfo de la libertad y de las leyes que hemos jurado defender. Dentro de unos pocos días, la mayor parte de las provincias habrá sacudido el yugo de los tiranos; el Ejército entero habrá venido a ponerse bajo nuestras banderas, que son las leales; la nación disfrutará los beneficios del régimen representativo, por el cual ha derramado hasta ahora tanta sangre inútil y ha soportado tan costosos sacrificios. Día es, pues, de decir lo que estamos resueltos a hacer en el de la victoria. Nosotros queremos la conservación del trono, pero sin camarilla que lo deshonre; queremos la práctica rigurosa de las leyes fundamentales, mejorándolas, sobre todo la electoral y la de imprenta; queremos la rebaja de los impuestos, fundada en una estricta economía; queremos que se respeten en los empleos militares y civiles la antigüedad y los merecimientos; queremos arrancar los pueblos a la centralización que los devora, dándoles la independencia local necesaria para que conserven y aumenten sus intereses propios, y como garantía de todo esto queremos y plantearemos, bajo sólidas bases, la Milicia Nacional. Tales son nuestros intentos, que expresamos francamente, sin imponerlos por eso a la nación. Las Juntas de gobierno que deben irse constituyendo en las provincias libres; las Cortes generales que luego se reúnan; la misma nación, en fin, fijará las bases definitivas de la regeneración liberal a que aspiramos. Nosotros tenemos consagradas a la voluntad nacional nuestras espadas, y no las envainaremos hasta que ella esté cumplida. Cuartel general de Manzanares, a 6 de julio de 1854. El general en jefe del Ejército constitucional, Leopoldo O'Donnell, conde de Lucena.