Mateo 10:38


MacEvilly comenta sobre las palabras "tomar su cruz", diciendo que esto implica tomarla con alegría, voluntad y paciencia "de las manos de Dios". La cruz se interpreta a menudo como sufrimiento, e incluso como una muerte cruel, si es necesario. Su nota de que es " su cruz", ya que, "por la especial providencia de Dios, Él sabe mejor qué cruz enviar a cada uno, ya que puede destinarla a él". Este versículo Jesús alude claramente a la cruz que Él mismo llevaría sobre sus hombros. [1]

Witham afirma que hay dos tipos de cruces que Jesús aquí nos invita a tomar: una física y otra espiritual. Por el puño, nos ordena que "refrenemos los apetitos rebeldes del tacto, el gusto, la vista, etc." Por el segundo, nos enseña a "gobernar los afectos de la mente y refrenar todos sus movimientos irregulares, por medio de la humildad, la tranquilidad, la modestia, la paz, etc." [2]

Crisóstomo : "Entonces, para que aquellos a quienes se prefiere el amor de Dios no se ofendan por ello, Él los conduce a una doctrina superior. Nada está más cerca del hombre que su alma, y ​​sin embargo Él ordena que esto no sólo debe ser aborrecido, sino que uno esté dispuesto a entregarlo a la muerte y a la sangre; no sólo a la muerte, sino a una muerte violenta y vergonzosa, a saber, la muerte de cruz; por lo cual se sigue: Y el que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí. Todavía no les había dicho nada acerca de sus propios sufrimientos, pero mientras tanto les instruye en estas cosas, para que puedan recibir más fácilmente sus palabras acerca de su pasión ". [3]

Hilario de Poitiers : "O: Los que son de Cristo han crucificado el cuerpo con sus vicios y concupiscencias. (Gálatas 5:24). Y es indigno de Cristo el que no toma su cruz, en la cual sufrimos con él, mueren con Él, son sepultados y resucitan con Él, y siguen a su Señor, con el propósito de vivir en novedad de espíritu en este sacramento de la fe”. [3]

Gregorio Magno : "La cruz se llama así por el tormento1; y hay dos maneras en que llevamos la cruz del Señor: o cuando afligimos la carne por la abstinencia, o cuando en la compasión por nuestro prójimo hacemos nuestras sus aflicciones. Pero es de saber que los hay que hacen alarde de abstinencia no por Dios, sino por ostentación; y los hay que se compadecen del prójimo, no en lo espiritual sino en lo carnal, no para alentarlo en la virtud, sino para favorecerlo. en sus faltas. Estos ciertamente parecen llevar su cruz, pero no siguen al Señor, por lo que Él añade: Y me sigue" [3].