Masacre de San Juan


Masacre de San Juan es el nombre que se le dio a un ataque del ejército boliviano a los mineros del complejo minero de estaño Siglo XX - Catavi en Bolivia . El ataque ocurrió el 24 de junio de 1967, en las primeras horas de la tradicional fiesta de la Noche de San Juan que es una fiesta del solsticio de invierno en el hemisferio sur. El ejército actuaba a las órdenes del presidente de Bolivia, general René Barrientos Ortuño .

René Barrientos Ortuño creía que el inicio de una nueva resistencia guerrillera a su dictadura se estaba gestando entre las comunidades mineras, inspirada por la pequeña fuerza del Che Guevara que operaba en Bolivia en ese momento. La emboscada se planeó para aplastar cualquier intento de organizar la resistencia entre los mineros. El sindicato de mineros FSTMB había convocado a una reunión nacional ampliada para el día después de la noche de San Juan en el asentamiento minero de Llallagua XX . [1]

Los mineros y familias reunidos celebraron la fiesta de la noche más larga del 23 al 24 de junio con hogueras, petardos y dinamita así como comidas y bebidas tradicionales, sin saber que unidades de los regimientos de élite Rangers y Camacho de Oruroya los había rodeado. Alrededor de las 5 de la mañana los soldados salieron en tropel de los vagones del tren y descendieron sobre la masa reunida, atacando con ametralladoras y dinamita. La electricidad se había cortado poco antes del ataque, por lo que la estación de radio local La Voz del Minero no pudo advertir a los mineros ni difundir la noticia al mundo exterior. Los soldados dispararon a quemarropa a hombres, mujeres y niños. Muchos de los mineros y familias estaban dormidos o intoxicados después de las festividades de toda la noche y el sonido de los disparos y explosiones iniciales se confundieron con los tradicionales petardos de la celebración.

El grueso de las víctimas se encontraba en el campamento denominado La Salvadora en torno a la estación de trenes de Cancañiri.

En las condiciones de la dictadura, la información de los medios de comunicación sobre la masacre fue muy limitada y no se siguió ninguna investigación oficial.

A las 4:55 de ayer, las poblaciones mineras de esta zona amanecieron con intensos disparos de fusiles, ametralladoras y explosiones de dinamita, cuando fuerzas del ejército y la policía minera ocuparon los campamentos mineros en sangrienta acción.