" El Padrino " (en alemán: Der Herr Gevatter ) es un cuento de hadas alemán recopilado por los hermanos Grimm como el cuento número 42. [1]
Sinopsis
Un hombre empobrecido ha tenido tantos hijos que (cuando tiene otro) descubre que ya ha pedido a todos en el mundo que sean padrinos de sus hijos anteriores. Confundido sobre cómo se supone que debe encontrar a alguien que actúe como padrino de su hijo recién nacido, se retira a su habitación para pasar la noche. Mientras duerme profundamente, tiene un sueño que le dice que salga de su casa y le pida a la primera persona que encuentre que sea el padrino de su hijo. Tan pronto como se despierta, procede a hacer esto. El hombre que conoce y hace padrino de su hijo recién nacido le entrega al pobre una botellita con agua que el hombre dice que el empobrecido puede usar para curar a los enfermos, siempre que la enfermedad provenga de la cabeza y no de los pies.
El hombre empobrecido posteriormente se vuelve conocido y rico debido al agua mágica. Tiene un cierto combate con el tratamiento del hijo del Rey, en el que es capaz de utilizar el agua mágica en dos ocasiones sucesivas, pero no puede hacerlo en una tercera ocasión, anunciando así al Rey que su hijo morirá.
No mucho después de la muerte del hijo del Rey, el hombre decide visitar al Padrino (para contarle sus compromisos con el agua mágica). Sin embargo, cuando llega a la casa del Padrino, se da cuenta de que todo está en desorden. En el primer escalón, un recogedor y un cepillo se pelean. En el segundo escalón, yacen muchos dedos. En el tercer escalón hay una pila de tazones. En el cuarto escalón hay peces que se cocinan solos. En el quinto escalón está la habitación del Padrino, y (cuando el hombre mira por el ojo de la cerradura de la puerta de la habitación) ve al Padrino con cuernos muy largos. El hombre abre la puerta y (tan pronto como lo hace) el Padrino se retira a una cama y se cubre. El hombre le pregunta al padrino sobre los extraños sucesos que ocurren en la casa, a lo que el padrino ignora la mayoría y contraataca que el hombre estaba viendo cosas. Sin embargo, una vez que el hombre trae el pescado que se cocina a sí mismo, el pescado entra en la habitación y se presenta (en un plato) al Padrino. Finalmente, el hombre menciona cómo, al asomarse por el ojo de la cerradura de la puerta de la habitación, vio al Padrino con largos cuernos. Ante esto, el Padrino le grita al hombre que está diciendo mentiras; asustado por sus gritos, el hombre sale corriendo de la casa.