David del Puerto


Nacido en 1964 en Madrid, formado musicalmente en la guitarra , discípulo de Francisco Guerrero y Luis de Pablo [1] en su ciudad natal, David del Puerto emergió desde muy temprano como uno de los compositores más talentosos de su generación. Con tan solo 20 años su nombre figuraba en la cartelera del Festival Almeida de Londres y poco después Pierre Boulez le encarga escribir un nuevo trabajo para el Ensemble InterContemporain . Desde entonces, su música ha estado presente en los festivales y temporadas de conciertos más importantes de Europa, Japón, Indonesia, Australia, Estados Unidos, Canadá y Latinoamérica., donde ha sido interpretada por conjuntos como London Symphony, Finnish Radio Symphony Orchestra, Nieuw Ensemble, Wisconsin University Symphony Orchestra, Orchestre Symphonique de Mulhouse , ONE, Orquesta RTVE, JONDE, ORCAM, Real Filharmonía de Galicia, OSPA, Plural Ensemble , Grup Instrumental de Valencia, Taller Sonoro, Cuarteto Casals ... Sus obras han sido interpretadas por solistas de la talla de Ernest Rombout, Ananda Sukarlan , Miquel Bernat, Ángel Luis Castaño , Manuel Guillén, Evelyn Glennie y Sarah Leonard, y dirigido por artistas como Ed Spanjaard, Sakari Oramo, Diego Masson, Luca Pfaff, José Ramón Encinar, Josep Pons, Pedro Halffter, Fabián Panisello, Tapio Tuomela, Pablo González Bernardo, Pablo Heras, Dmitri Loos, etc.

También ha sido muy activo en la docencia como profesor invitado en universidades, conservatorios y cursos en Europa y Estados Unidos. Actualmente es profesor de Análisis en la Escuela de Música Reina Sofía de Madrid.

En 1993 ganó el Premio Gaudeamus con su Concierto para oboe y conjunto de cámara , y ese mismo año recibió el premio El ojo crítico de Radio Nacional de España.

La vida musical de David del Puerto ha estado marcada por una serena pero feroz búsqueda de sí mismo, sin reservas ni concesiones, lo que ha significado que ha forjado una de las trayectorias profesionales más originales y personales del panorama actual: Su arte, vital, complejo. , profunda, siempre bañada por la personalidad de su autor, se nutre de numerosas influencias de diferentes épocas y lugares del planeta, influencias que, en manos del compositor, pasan naturalmente a formar parte de su herencia personal, que utiliza para configurar un lenguaje musical inigualable .