Alabado sea, alma mía, el Rey del cielo


" Alabado sea, alma mía, el Rey del cielo " es un himno cristiano . Su texto, que se basa en el Salmo 103 , fue escrito por el divino anglicano (clérigo) Henry Francis Lyte . [1] Publicado por primera vez en 1834, perdura en himnarios modernos a un escenario escrito por John Goss en 1868, y sigue siendo uno de los himnos más populares en las denominaciones de habla inglesa. [2]

El texto del himno se publicó por primera vez en El espíritu de los salmos de Lyte (1834), [2] una publicación destinada al uso de su propia congregación en el sur de Inglaterra. [1] Apareció en múltiples publicaciones influyentes, como Hymns Ancient and Modern (1861) y The English Hymnal (1906). [3] Sigue siendo extremadamente popular y John Richard Watson señala que "es difícil encontrar un himnario importante que no lo incluya". [2]

El himno se canta con frecuencia en el Reino Unido y se usó en la boda real de 1947 de la princesa Isabel, ahora reina Isabel II , y el príncipe Felipe, duque de Edimburgo . [1] También se usó como himno de apertura en el funeral de 2018 del ex presidente de los Estados Unidos, George HW Bush . [4]

El texto es una paráfrasis libre del Salmo 103 . Mientras que, a mediados del siglo XIX, los escritores de himnos solían mantener la configuración métrica de los textos de los salmos lo más cerca posible del original, Lyte en cambio decidió mantener el espíritu de las palabras mientras las parafraseaba libremente. El resultado habla, de manera imaginativa, con "bellas imágenes y prosa reflexiva", de temas como el Amor de Dios , la curación y el perdón, [1] incluyendo las repetidas exclamaciones "¡Alabado sea!", [3] en lo que es una espectacular declaración de alabanza retórica. [2]

En las versiones modernas, el texto de Lyte se ha modificado con frecuencia. Una variante común, que se origina en la colección Himnos Antiguos y Modernos de 1861 , reemplaza la línea "¡Alabado sea! ¡Alabado sea!" con "¡Aleluya!".

Alaba, alma mía, al Rey del cielo,
a sus pies trae tu tributo;
rescatado sanado, restaurado, perdonado, ¿
quién como yo debería cantar su alabanza?
Aleluya, aleluya,
alabado sea el Rey eterno.

Alabadlo por su gracia y favor
para con nuestros padres en angustia;
Alabadlo todavía el mismo por siempre,
lento para reprender y rápido para bendecir:
Aleluya, aleluya,
glorioso en su fidelidad.

Como un padre, nos cuida y nos perdona,
bien conoce nuestro débil cuerpo;
en sus manos nos lleva suavemente, nos
rescata de todos nuestros enemigos:
Aleluya, aleluya,
ampliamente como fluye su misericordia.

Florecemos frágiles como la flor del verano;
sopla el viento y se va;
pero, mientras los mortales resucitan y perecen,
Dios permanece inmutable:
Aleluya, aleluya,
alabado sea el Altísimo eterno.

Ángeles, ayúdanos a adorarlo;
lo contempláis cara a cara;
el sol y la luna se postran ante él,
moradores todos en el tiempo y en el espacio:
Aleluya, aleluya,
alabado sea con nosotros el Dios de gracia.


John Goss