Los poemas sinfónicos del compositor húngaro Franz Liszt son una serie de 13 obras orquestales, numeradas S.95–107. [1] Los primeros 12 fueron compuestos entre 1848 y 1858 (aunque algunos utilizan material concebido antes); el último, Von der Wiege bis zum Grabe ( De la cuna a la tumba ), siguió en 1882. Estas obras ayudaron a establecer el género de la música de programa orquestal : composiciones escritas para ilustrar un plan extramusical derivado de una obra de teatro, poema, pintura. o obra de la naturaleza. Inspiraron los poemas sinfónicos de Bedřich Smetana , Antonín Dvořák , Richard Strauss y otros.
La intención de Liszt, según el musicólogo Hugh MacDonald , era que estas obras de un solo movimiento "mostraran la lógica tradicional del pensamiento sinfónico". [2] En otras palabras, Liszt quería que estas obras mostraran una complejidad en su interacción de temas similar a la que normalmente se reserva para el movimiento de apertura de la sinfonía clásica.; esta sección independiente principal normalmente se consideraba la más importante en el conjunto más amplio de la sinfonía en términos de rendimiento académico y arquitectura musical. Al mismo tiempo, Liszt quería incorporar las habilidades de la música de programa para inspirar a los oyentes a imaginar escenas, imágenes o estados de ánimo. Para capturar estas cualidades dramáticas y evocadoras mientras lograba la escala de un movimiento de apertura, combinó elementos de obertura y sinfonía en un diseño de sonata modificado. La composición de los poemas sinfónicos resultó abrumadora. Se sometieron a un proceso continuo de experimentación creativa que incluyó muchas etapas de composición, ensayo y revisión para alcanzar un equilibrio en la forma musical.
Consciente de que el público apreciaba la música instrumental con contexto, Liszt proporcionó prefacios escritos para nueve de sus poemas sinfónicos. Sin embargo, la visión de Liszt del poema sinfónico tendía a ser evocadora, utilizando la música para crear un estado de ánimo o atmósfera general en lugar de ilustrar una narración o describir algo literalmente. A este respecto, la autoridad de Liszt, Humphrey Searle, sugiere que pudo haber estado más cerca de su contemporáneo Héctor Berlioz que de muchos de los que lo seguirían al escribir poemas sinfónicos. [3]