Redemptionis sacramentum


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Redemptionis sacramentum ("Sacramento de la redención") [1] es el título de una instrucción sobre la forma adecuada de celebrar la Misa en el rito romano y, con los ajustes necesarios, en otros ritos litúrgicos latinos . Fue publicado por la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos el 25 de marzo de 2004. [2] para ayudar a los obispos a implementar el Misal Romano , publicado en 2002. Sigue a laencíclica de 2003 del Papa Juan Pablo II , Ecclesia de Eucharistia pidiendo una Instrucción sobre las normas litúrgicas. [1]

Como razón para emitir el documento, la congregación declaró:

No es posible guardar silencio sobre los abusos, incluso los más graves, contra la naturaleza de la liturgia y los sacramentos, así como contra la tradición y la autoridad de la Iglesia, que en nuestros días no es infrecuente que azoten las celebraciones litúrgicas en un entorno eclesial. u otro. En algunos lugares la perpetración de abusos litúrgicos se ha vuelto casi habitual, hecho que evidentemente no se puede permitir y debe cesar. [3]

La instrucción discute, entre otras cosas, las funciones del clero y los laicos, la distribución de la comunión y la adoración eucarística fuera de la Misa. [2] Se basa en el Sacrosanctum Concilium de 1963 (la Constitución sobre la Sagrada Liturgia). [1]

La congregación declaró:

El Misterio de la Eucaristía "es demasiado grande para que alguien se permita tratarlo según su propio capricho, de modo que se oscurezca su sacralidad y su ordenamiento universal". Por el contrario, quien actúa así dando rienda suelta a sus propias inclinaciones, aunque sea sacerdote, atenta contra la unidad sustancial del rito romano, que debe conservarse vigorosamente, y se hace responsable de acciones que de ninguna manera son coherente con el hambre y la sed del Dios vivo que experimenta la gente de hoy. Estas acciones tampoco sirven a una auténtica pastoral ni a una adecuada renovación litúrgica; en cambio, privan a los fieles de Cristo de su patrimonio y de su herencia. Porque las acciones arbitrarias no conducen a una verdadera renovación, pero son perjudiciales para el derecho de Cristo 's fieles a una celebración litúrgica que es expresión de la vida de la Iglesia de acuerdo con su tradición y disciplina. Al final, introducen elementos de distorsión y desarmonía en la celebración misma de la Eucaristía, que está orientada, a su manera elevada y por su propia naturaleza, a significar y realizar maravillosamente la comunión de la vida divina y la unidad del Pueblo de Dios.[4]

Ver también

Referencias