entierro cristiano
Un entierro cristiano es el entierro de una persona fallecida con ritos específicamente cristianos; típicamente, en tierra consagrada . Hasta tiempos recientes, los cristianos generalmente se oponían a la cremación porque interfería con el concepto de la resurrección de un cadáver y practicaban la inhumación casi exclusivamente. Hoy en día, esta oposición prácticamente ha desaparecido entre protestantes y católicos por igual, y se está volviendo cada vez más común, aunque las iglesias ortodoxas orientales todavía prohíben la cremación.
Entre los griegos y los romanos se practicaba tanto la cremación como el entierro . Sin embargo, los judíos enterraban a sus muertos. Incluso Dios mismo se describe en la Torá realizando un entierro: "Y [Dios] lo enterró ( Moisés ) en la depresión en la tierra de Moab, frente a Beth Peor. Nadie sabe el lugar donde fue enterrado, incluso hasta el día de hoy. " ( Deuteronomio 34:6). Los primeros cristianos utilizaban únicamente la sepultura, como puede demostrarse por el testimonio directo de Tertuliano [1] y por el énfasis puesto en la analogía entre la resurrección del cuerpo y la Resurrección de Cristo (1 Corintios 15:42 ). [2] [3]
A la luz del dogma de la resurrección del cuerpo así como de la tradición judía, [4] la inhumación de los restos mortales de los muertos cristianos siempre ha sido considerada como un acto de importancia religiosa. Está rodeada en todo momento de alguna medida de ceremonia religiosa. [3]
Poco se sabe con respecto al entierro de los muertos en los primeros siglos cristianos. Los primeros cristianos practicaron el uso de un osario para almacenar los restos óseos de los santos que descansaban en Cristo. Esta práctica probablemente provino del uso de la misma entre los judíos del Segundo Templo . Otros cristianos primitivos probablemente siguieron las costumbres nacionales de las personas entre las que vivían, siempre que no fueran directamente idólatras . San Jerónimo , en su relato de la muerte de San Pablo el Ermitaño , habla del canto de himnos y salmos mientras el cuerpo es llevado a la tumba como una observancia perteneciente a la antigua tradición cristiana. [3]
Varios escritos históricos indican que en los siglos IV y V, la ofrenda de la Eucaristía era un rasgo esencial de los últimos ritos solemnes. Estos escritos incluyen: la descripción detallada de San Gregorio de Nisa del funeral de Santa Macrina , las referencias de San Agustín a su madre Santa Mónica , las Constituciones Apostólicas (Libro VII) y la Jerarquía Celestial de Dionisio el Areopagita . . [3]
Probablemente el relato detallado más antiguo de ceremonias funerarias que se nos ha conservado se encuentre en los Ordinales españoles de la última parte del siglo VII. En el escrito se registra una descripción del "Orden de lo que deben hacer los clérigos de cualquier ciudad cuando su obispo cae en una enfermedad mortal". [3] Detalla los pasos de tocar las campanas de la iglesia, recitar salmos y limpiar y vestir el cuerpo.
